Los diferentes tipos de piel
No todos tenemos la misma piel y cada una requiere cuidados especiales dependiendo de su tipo o condición.
PIEL NORMAL
La piel normal generalmente se refiere a una piel que está bien equilibrada entre humedad y lípidos. La piel produce todo en cantidad suficiente para tener una piel sana y sin inconvenientes. La piel normal no se siente tirante, brillante ni reacciona a los cambios de temperatura. Aún puede estar sujeta a agresiones externas que modificarán su estado: deshidratada, sensible, etc.
PIEL SECA
La piel seca es una piel que carece de lípidos porque la película hidrolipídica no produce suficiente sebo para proteger la piel. Por tanto, reacciona a las condiciones externas secándose muy rápidamente. Las reacciones son un tacto áspero, tirones constantes y se pela con mayor facilidad. Puedes ver que aparecen manchas muy secas en algunos lugares o rayas, especialmente debajo de los ojos.
PIEL MIXTA
¡El tipo de piel más común en la edad adulta! Se caracteriza por una mezcla de dos tipos de piel: seca/normal y grasa según la zona. La piel no produce sebo de manera uniforme. Hay demasiada producción en la zona T: frente, nariz y barbilla y, por el contrario, buena o muy poca producción en las mejillas. La zona T presenta piel brillante, poros dilatados e imperfecciones como granos de acné o puntos negros. La piel puede estar opaca y gris.
PIEL GRASOSA
La piel grasa se debe a una sobreproducción de lípidos, por tanto de sebo, que le confieren un aspecto brillante. Se manifiesta por piel brillante, poros dilatados y visibles. La piel también es gruesa y opaca con una veta bastante irregular. La piel grasa tiene muchas más probabilidades de desarrollar imperfecciones como comedones, espinillas o acné. Sin embargo, sigue siendo menos frágil que la piel seca porque la barrera lipídica la protege del exterior y está sujeta al envejecimiento cutáneo posterior.